La Cena de los Idiotas

¡Una genial comedia de enredos! Tras la llegada de Francisca Pimienta, lo que sería una noche llena de burlas para Pedro Beltrán, se convirtió en una de sus peores pesadillas. Cada miércoles del año él acostumbra a invitar a un grupo de desconocidos convocados por su alto nivel de idiotez. Sin embargo, la noche en que lo visitó Pimienta, no contaba con el resbalón en el cuarto de baño que le activaría el dolor de la ciática y lo dejaría sin ganas de burlarse de su próxima víctima.
Francisca Pimienta interpretada por la actriz Inma López, es una oficinista de la Dirección General de Impuestos, apasionada por las construcciones en miniatura con fósforos, tras años de desarrollar la habilidad ha logrado construir maquetas representativas de obras de ingeniería, según Beltrán su invitada más idiota hasta el momento. Pimienta llegó con la excusa de la publicación de un libro sobre sus maquetas en miniatura.
Disgustada por el encuentro, Cristina, la esposa de Beltrán decide abandonar la casa amenazándolo con no volver nunca más, situación que para Beltrán es familiar.
En un ir y venir de mal interpretaciones “Panchita” Pimienta logra crear una avalancha de problemas para Beltrán. Llama por equivocación a Marlene, ninfómana ex amante de Beltrán, evidencia la mentira ante Justo Enamorado, compañero de trabajo de Cristina, su esposa. Y finalmente invita a Chucho Chávez, inspector de la DGI quién termina amenazando con una inspección a Beltrán.
Temática
La obra, una genial comedia contemporánea de enredos y carácter, a través los malentendidos y las risas nos adentra en un tema casi no mencionado “El bullying entre adultos. Podríamos pensar que a medida que la gente madura y progresa en la vida, deja atrás este tipo de actitudes inmaduras. Desafortunadamente este no es el caso, pues los adultos también pueden ser bullies al igual que los niños y adolescentes. El cometido de este tipo de personas es de ganar poder sobre la otra persona o mostrarse dominante ante sus compañeros. Intimidan y maltratan a las víctimas para enseñarles quién manda. Es sumamente egocéntrico y no es empático con la gente que le rodea y por si fuera poco, no le temen a las consecuencias con sus acciones. Aparentemente se siente bien consigo mismo, pero en realidad, solo se siente bien cuando aumenta su autoestima, disminuyendo la de alguien más. Lo cierto, es que todos y todas hemos tenido este tipo de actitudes alguna vez en la vida…,como también, en algún momento de nuestras vidas hemos sido el objeto risible, “el idiota” de otros.


Director Tito Ochoa
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
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